En El Instituto Bilingüe “El Alba”, la clase de música de 9no curso ha subido el ritmo con una tarea que combina creatividad, investigación, trabajo en equipo y mucho ritmo.

No se trata del típico examen de solfeo. En lugar de papel y lápiz, los alumnos recibieron algo mucho más dinámico: un ritmo. A cada grupo se le asignó un patrón rítmico diferente o un ritmo cultural que explorar. ¿Su misión? Investigar su origen, comprender su estructura y, lo más importante, darle vida a través de la danza.

A lo largo de varias semanas, los alumnos se sumergieron en el corazón del ritmo: exploraron ritmos tradicionales como la samba, el rock n roll, la bachata y el flamenco, entre otros. Pero aprender sobre el ritmo era sólo el principio. El verdadero reto era convertir esos conocimientos en una actuación en directo.

Cada grupo creó una coreografía original que expresaba el pulso y la personalidad del ritmo. Esto requirió incontables horas de lluvia de ideas, práctica, revisión y sincronización de sus pasos. La colaboración fue clave, y los alumnos tuvieron que aprender a comunicar ideas, dar y recibir opiniones y resolver diferencias creativas, todas ellas habilidades esenciales en el mundo real.

¿Y qué ponía aún más en juego? La actuación final se presentó ante todo el recinto escolar. Con sus compañeros, profesores y personal como público, los alumnos volcaron su energía y sus nervios en el escenario, transformando el ritmo en movimiento con una confianza audaz.

Este proyecto no era sólo una actuación, sino toda su calificación. La tarea estaba diseñada para evaluar múltiples habilidades: comprensión del ritmo, capacidad de investigación, creatividad en la coreografía, trabajo en equipo y ejecución bajo presión. ¿Y los resultados? Nada menos que inspiradores.

Desde los ritmos que hacen bailar los pies hasta la narración de historias a través del movimiento, cada actuación puso de relieve lo poderoso que puede ser el ritmo cuando se da a los alumnos el espacio para explorar y expresar.

Estamos orgullosos de todos los alumnos de 9º curso que estuvieron a la altura de las circunstancias y bailaron con todo su corazón. Esta tarea no sólo enseñó música, sino que creó recuerdos, fomentó la confianza y permitió a los alumnos brillar con luz propia.

Permanezcan atentos: ¡la clase del año que viene tiene unos zapatos muy grandes (y rítmicos) que llenar!