El Día del Niño suele estar lleno de risas, juegos y regalos. Un día en el que se celebra a los más pequeños con alegría. Pero en nuestra escuela secundaria, esta celebración se vive de una manera diferente. Aquí, los estudiantes no son quienes reciben la fiesta, sino quienes la preparan para otros.
Cada año, nuestra secundaria convierte este día especial en una oportunidad para dar. En lugar de organizar actividades para sí mismos, los estudiantes preparan una celebración inolvidable para niños de escuelas con menos recursos, niños de comunidades de bajos ingresos, donde un dulce o un juego puede significar muchísimo.

Lo que hace que esta tradición sea verdaderamente hermosa es el nivel de compromiso de los estudiantes desde el primer día del año escolar. Cada grado comienza a diseñar y construir piñatas coloridas completamente hechas a mano, usando su creatividad, tiempo y esfuerzo. Cada piñata es un símbolo de cariño y dedicación, construida con un solo propósito: sacar una sonrisa a un niño que probablemente nunca han conocido.
Pero no solo hacen piñatas. También reúnen dulces, preparan comida, y organizan juegos y dinámicas. Cada grado se encarga de planear una celebración completa para un grupo de niños. El Día del Niño, toda la secundaria se divide en tres grupos, y cada grupo visita una escuela diferente para celebrar con aproximadamente 100 niños. En total, cerca de 300 niños disfrutan de un día lleno de alegría, gracias al esfuerzo de nuestros estudiantes.

Este Día del Niño no se trata de recibir, sino de dar. Enseña empatía, liderazgo y la alegría de servir. Los estudiantes no solo llegan con donaciones; construyen algo significativo con sus propias manos y corazones.
En un mundo donde es fácil pensar solo en uno mismo, esta celebración nos recuerda el valor de mirar hacia los demás. Se trata de conectar, comprender y alegrar a otros aunque sea solo por un día. Y para los niños que reciben las piñatas, la comida y las risas, probablemente sea un día que recordarán por mucho tiempo.
