Nuestros alumnos de 9no se tomaron un descanso de su rutina habitual en clase y se adentraron en el espacio sereno del bosque cercano a nuestra escuela. Lo que comenzó como una simple caminata por senderos conocidos se convirtió en un viaje significativo de autodescubrimiento y reflexión.
Bajo un bosque de altos árboles y rodeados por el canto de los pájaros, los alumnos caminaron en pequeños grupos, recorriendo senderos sinuosos, subiendo suaves pendientes y deteniéndose de vez en cuando para disfrutar de las vistas y los sonidos de la naturaleza. Sin teléfonos ni distracciones, tuvieron tiempo para hablar, pensar y simplemente estar presentes.
Después de la excursión, los alumnos buscaron lugares tranquilos para sentarse y escribir una reflexión sobre su experiencia. Algunos escribieron sobre la calma que sintieron al escuchar el viento entre las hojas. Otros compartieron cómo el desafío físico les ayudó a darse cuenta de su propia resistencia. Algunos estudiantes admitieron que al principio estaban indecisos -preocupados por los bichos o por el cansancio-, pero al final se sorprendieron de lo mucho que habían disfrutado.

Momentos como estos nos recuerdan que la educación tiene lugar en muchos lugares, no sólo en las aulas o en los libros, sino también en la naturaleza, en el silencio y en la reflexión sincera. Estamos orgullosos de nuestros alumnos de 9º curso por salir de su zona de confort y vivir esta experiencia con la mente y el corazón abiertos.
Esperamos que esta caminata se convierta en algo más que un recuerdo, es un recordatorio de que el crecimiento a menudo comienza cuando nos detenemos, miramos a nuestro alrededor y reflexionamos.