Este semestre, nuestra clase de undécimo curso hizo un viaje alrededor del mundo, no en avión, sino a través de un proyecto colorido y emocionante que dio vida a las celebraciones mundiales en nuestra escuela.

La clase se dividió en grupos y a cada uno se le asignó una celebración única de una parte diferente del mundo. Desde el vibrante Carnaval de Brasil hasta las vibraciones del desierto de Coachella, desde las centelleantes luces de Diwali en la India hasta los cielos llenos de linternas del Festival de Primavera de China, cada grupo tuvo la oportunidad de sumergirse en la cultura, la historia y el espíritu de estos acontecimientos mundialmente famosos.

No nos limitamos a leer sobre estos festivales, sino que formamos parte de ellos. Cada grupo creó una presentación que incluía música, disfraces, y decoraciones. Fue como viajar sin salir de clase.

Cada grupo aportó algo diferente -literal y figuradamente- y todos nos fuimos con una mejor comprensión de cómo la gente de todo el mundo celebra la vida, la familia, la música y la cultura.

Lo que hizo que este proyecto fuera tan emocionante fue lo interactivo y creativo que era. No sólo aprendíamos de los libros de texto, sino también unos de otros. Nos recordó que, aunque procedamos de lugares y tradiciones diferentes, a todos nos gusta celebrar y conectar con la gente que nos rodea.

Al final, este proyecto no consistía sólo en aprender datos, sino en abrir los ojos a la belleza de la diversidad, la creatividad y la unidad mundial. ¿Y sinceramente? Fue una celebración en sí misma.